Los implantes dentales son considerados como uno de los avances más importantes del siglo XX en materia de salud dental. Es una tecnología que funciona a partir del principio de la osteointegración, que se refiere a la unión sólida que se genera entre el hueso vivo y un implante funcional. Fue descubierta por Per-Ingvar Brånemark (cirujano ortopédico sueco) en 1952, al estar investigando sobre la cicatrización. Ocupó cámaras ópticas de titanio para introducirlas en tibias y peronés de conejos, con lo cual buscaba observar mejor el tema de estudio. Él y su equipo se llevaron una gran sorpresa al percatarse de que las cámaras se habían adherido a los huesos de los animales.
Así, Brånemark desarrolla sus trabajos sobre osteointegración, revolucionando el área de la odontología y desarrollando un método nuevo para la rehabilitación oral. Tuvieron que pasar unos años para que los criterios y estándares se unificaran para dar paso a la utilización de este recurso en odontología. Hoy en día es considerado como un método seguro y que entrega una solución duradera a la ausencia de las piezas dentales, llegando a funcionar hasta 20 años.
El material principal del cual están hechos los implantes dentales es el titanio. Es un material que es altamente biocompatible con el ser vivo y que tiende a no ser rechazado por el cuerpo. En contacto con la atmósfera se oxida y su superficie se transforma en óxido de titanio, el cual se comporta como un material bioinerte. Además, es muy resistente, por lo que puede soportar la carga que requiere una pieza dental. Por otra parte, también posee cierta elasticidad, la cual se compara con la propia del hueso maxilar. Los implantes de titanio se integran al cuerpo a través de la osteointegración. La principal desventaja del titanio es su color gris, que puede llegar a verse cuando el paciente presenta encías retraídas en la zona.
Existe otro material que se está ocupando para implantes dentales: el zirconio. Es un material libre de metales, que es considerado como cerámica. Esto hace que sea una alternativa para las personas con alergias o problemas con el uso de metal. También es altamente biocompatible con el cuerpo humano, resistente y duro. Tiene la ventaja de ser blanco, con una tonalidad más parecida a la de los dientes. Esto evita que se vean zonas grises cuando se presenta recogimiento de encías. Los implantes de zirconio se integran al cuerpo a través de la biointegración, que se logra generando capas químicas entre el hueso y el implante.
El zirconio tiene algunas desventajas, como que el tiempo de espera para colocar la corona es de al menos 2 meses más que el de titanio algunos tienen un precio más elevado.
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