Existen diferentes métodos para sustituir una o más piezas dentales dañadas en la arcada dental. Por eso, es común que en algunas situaciones los pacientes se sientan confundidos cuanto a los conceptos de cada tratamiento y su utilidad. En este artículo, explicamos la diferencia entre un implante dental y una corona. ¡Sigue leyendo para entenderlo!
Implantes dentales
Los implantes dentales son unas estructuras fijadas en la parte interna de las encías. Se trata básicamente de un tornillo metálico que será instalado en el hueso maxilar o mandibular, cumpliendo la función de raíz artificial para un diente que haya sido perdido o extraído.
Aparte del implante, también será instalado un pilar para conectar el tornillo metálico con la corona dental. La corona es el diente artificial que quedará visible, cumpliendo todas las funcionas estéticas y funcionales de un diente normal.
Los implantes suelen durar al menos 25 años cuando reciben los cuidados correspondientes.
Coronas dentales
Como ya hemos mencionado, la corona cumple la función de un diente artificial en la boca. Las coronas tienen la misma forma y color que un diente natural, pero pueden ser fabricadas de zirconio, porcelana o de metal-porcelana. Estos últimos son normalmente utilizados para sustituir o proteger dientes molares, que necesitan más resistencia para la masticación.
La corona puede ser instalada sobre el implante o también sobre la raíz natural del diente. Todo dependerá del propósito del tratamiento y de la situación de la estructura dental. Cuando es instalada sobre la raíz natural, suele tener propósitos estéticos o para reforzar un diente deteriorado, pero que todavía puede conservar la raíz.
En todas las situaciones, la corona será fabricada especialmente para cada paciente, copiando la forma y el color de los dientes de la persona para que se vea natural. Una corona suele durar al menos 15 años o más, dependiendo de los cuidados con su higiene y funcionalidad.
Conclusión
Ambos tratamientos de implante y de corona dental son soluciones fijas y permanentes para recuperar la salud de la sonrisa. Una vez instalados, no son removibles. Para conservar su durabilidad, es necesario hacer visitas de control a la clínica dental al menos a cada seis meses.
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